Este fin de semana hemos puesto guapa a la familia y nos hemos ido hasta Ávila para dar unos buenos paseos por al ciudad y, cómo no, probar alguno de los restaurantes cercanos. Antes de partir consulté varias páginas en la red para hacerme una idea de la oferta gastronómica de la ciudad, y decidí que comeríamos en el Restaurante Los Canteros, en Mingorría, muy cerca de la ciudad de Ávila.
De manera que cuando empezamos con el paseo y desde cada local nos asaltaban con constantes sugerencias para comer (una práctica cada vez más extendida que deja poco espacio para la reflexión), nosotros ya teníamos la reserva hecha. Mingorría es un pequeño pueblo que está a pocos kilómetros de la ciudad, apenas quince minutos en coche la separan.
El restaurante Los Canteros está situado en la entrada al pueblo, en un caserón que alberga un comedor diáfano y muy bien ambientado. Un horno de leña preside el local, del que sale ese olor a asado tan característico. Revisamos la carta, en la que se pueden encontrar carnes, guisos de legumbres y arroces al fuego de leña, y nos decantamos por compartir tres entrantes y atacar un plato principal cada uno.
Mientras ordenaban nuestra comanda llegaron a la mesa unos riñoncitos de aperitivo, acompañados de unas tostadas de pan de pueblo, que gustaron bastante, incluso a mí, que no soy muy amiga de la casquería. Empezamos la comida con unos chipirones a la romana más que correctos, con un leve rebozado que se tornaba crujiente en algunas piezas.
Le siguió un plato que entraba muy bien por la vista, la tabla de orza con patata revolcona. Alrededor de una ración de patatas revolconas, se agrupaban trozos de lomo, chorizo y torreznos. El chorizo era algo duro (me tocó partirlo) pero muy sabroso. Los torreznos bastante aceptables, y el lomo, una delicia. Las patatas no duraron mucho en el plato, es una preparación que algunos de los comensales no conocían y les sorprendió para bien.
El tercer entrante no era nada del otro mundo, una tabla surtida de croquetas de jamón, boletus y queso de cabra que pasó sin pena ni gloria por nuestra mesa.
Los segundos fueron un deleite, de los seis comensales, dos escogieron tostón al horno de leña, del cual probé un trozo de carne y una lámina de corteza. Como me habían adelantado los propietarios de las raciones, estaba muy bueno, una carne suave y una piel crujiente, provenientes de un lechón de unos dieciocho días de crianza.
Mientras mi vecino de mesa atacaba una dorada al horno (que no probé), el resto nos tiramos en plancha ante una cazuela de cordero al horno de leña. Los trozos que me tocaron estaban exquisitos, con una carne sabrosa y jugosa, aunque es cierto que, como suele ocurrir tratándose de piezas enteras, alguno se quedó con trozos menos lucidos que no arrojaron tan buen resultado.
Los postres adolecieron de un exceso de ornato que hicieron que desmerecieran. La cantera rota de chocolate, un coulant o muerte por chocolate, quedaba muy deslucida al venir flotando en un mar de natillas. Los que hemos degustado alguna vez este postre sabemos que lo bueno es romperlo y dejar que el chocolate líquido aún caliente fluya de sus entrañas. En este caso se mezclaba con la abundante natilla, anulando todo el encanto de esta preparación.
La tarta Los Canteros, hecha con finas láminas de pasta brie, y rellena de crema pastelera con frutos del bosque, perdía todo su encanto al venir enmarcada por un coulís de menta, que dominaba en sabor dejando noqueada toda posibilidad de paladear la crema. El café llegó junto a los postres, una práctica incomprensible desde el punto de vista del cliente que desea una comida pausada.
Con dos botellas de Montecillo Crianza, agua y algunos refrescos, la cuenta final fue de 33 euros por persona.
Restaurante Los Canteros
Asados al horno de leñaCarretera de la Estación nº 8
Mingorría, Ávila
920 20 03 17
Precio medio: 35 euros